Hoy
os voy a hablar de la RTU, puesto que el área del hospital en el que estoy
haciendo las prácticas es urología, y esta intervención es de las más
frecuentes.
La
resección transuretral de próstata (RTU-P) es una intervención que
consiste en extirpación del tejido que, por su crecimiento, obstruye el cuello
de la vejiga y dificulta o impide la micción.
Esta cirugía dura alrededor
de 1 hora. Para llevarla a cabo se administra bien anestesia general o bien
raquídea, para evitar que el paciente sienta dolor y esté relajado.
En cuanto al procedimiento, el
cirujano especializado introducirá un resectoscopio a través de la uretra
(conducto por el cual al orina se expulsa desde la vejiga hasta el exterior).
Este instrumento contiene una herramienta especial que disecciona, por medio de
la electricidad, y así va extirpando la parte interna de la glándula prostática
y a la vez coagula los puntos de sangrado.
Esta intervención está muy recomendada
en casos de HPB (hiperplasia prostática benigna) o de tumores vesicales (carcinoma), y
aunque menos, otros trastornos que se tratan con
la RTU son las neoplasias uretrales, el cáncer de próstata, los abscesos prostáticos, el ureterocele o la endometriosis vesical.
La
intervención nunca debe de prolongarse
en el tiempo más de 2 horas debido a los riesgos que conlleva, y el tiempo de
ingreso tras ella es de 2/3 días.
Entre las principales complicaciones
que pueden derivarse de esta intervención se encuentran el tromboembolismo
pulmonar, la infección urinaria, la trombosis venosa profunda, riesgo de
hematuria, retención urinaria…
Después de la operación enfermería y las auxiliares tienen un papel fundamental en cuanto a los circuitos de lavado con suero. Para
ello se necesitan bolsas de suero de 3000 cc estéril, un equipo de irrigación
para conectar el suero a la sonda y un sistema de drenaje abierto.
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