¡Holii chicxs!
Hace un par de publicaciones
os hablé del PICC y en el post de hoy os voy a hablar de otro dispositivo con
la misma finalidad que el PICC: el reservorio.
El reservorio es un dispositivo
de pequeño tamaño que se implanta bajo la piel, generalmente en
el tórax aunque puede colocarse en el brazo o en la zona inguinal.
Su estructura puede ser metálica (acero quirúrgico o
titanio) o bien de poliéster plástico. En su interior contiene una cámara
sellada con una membrana de silicona, de la que sale un pequeño catéter que
llega a una vena de calibre grueso.
La cámara es la que realmente hace de “reservorio”, ya
que es dónde se inyecta el líquido mediante la punción percutánea y este, a
través del catéter conectado, infunde a la vena mediante la cual se distribuye
al resto del cuerpo.
En cuanto a sus funciones, puede utilizarse para
trasfusiones de sangre, administrar medicación, extraer sangre… pero en
oncología se emplea para administrar el tratamiento de quimioterapia,
generalmente si es durante un período bastante largo. Hay una excepción en su
uso, que es que no se pueden administrar contrastes a través de él porque se
puede romper.
En la quimio se usan tratamientos bastante fuertes e
irritantes, y si es durante mucho tiempo, estar puncionando las venas
continuamente puede conllevar una trombosis, así como mayor riesgo de
infección, pero esto es evitable con este dispositivo. Aun así, la colocación
del reservorio depende de factores como el tipo de tratamiento, la duración y
la calidad de las venas.
Su colocación en el cuerpo humano se lleva a cabo en un
quirófano, con anestesia local, en una pequeña cirugía que dura sobre media
hora. En la intervención el cirujano hace una incisión, coloca el dispositivo e
inserta el catéter en la vena y sutura. Cuando ya no es necesario, se retira
mediante una cirugía.
Siempre hay que acudir, bien al médico bien a la
enfermera, si hay fiebre, inflamación, dolor…
Después de cada uso hay que realizar una cura que
consiste en limpiar con suero fisiológico y heparinizar para evitar la
obstrucción del dispositivo, por tanto requiere unos cuidados muy específicos
por parte de enfermería.
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