Para esta tarde de domingo
he elegido un gran avance científico de este 2018: la terapia T-CAR.
Para entrar en el terreno,
primero diré que es una terapia para combatir el cáncer. En la actualidad, el
tratamiento conocido ante cualquier tipo de cáncer es la cirugía, la
quimioterapia y la radioterapia. Lo bueno es que en los últimos años ha cobrado
especial importancia la inmunoterapia antitumoral como tratamiento para el cáncer.
Es aquí donde surge la
terapia de células T y CAR (receptores de antígeno quimérico), un tipo de
transferencia celular adoptiva, en la que se utilizan las propias células
inmunitarias del paciente para tratar su enfermedad. Es decir, en ella los
linfocitos T del paciente se manipulan genéticamente para que expresen
receptores que sean capaces de reconocer las células tumorales, unirse a ellas,
proliferar y actuar contra ellas. Se les
denomina receptores antigénicos quiméricos porque estos receptores son
moléculas sintéticas que no existen de manera natural y que tienen por objetivo
las células tumorales.
Dicha terapia se puso en
marcha en estudios clínicos en pacientes en los que los demás tratamientos no
habían surtido efecto. Una terapia de células T y CAR fue aprobada en agosto de
2017 para el tratamiento de niños con leucemia linfoblástica
aguda (LLA), y se espera poder aplicarla en otros tipos de
tumores, aunque no se sabe con certeza en cuales.
Las
enfermeras también tienen un papel crucial en estas terapias. Porque aunque el
médico tiene que estar ahí, somos un equipo y las enfermeras tenemos mucho que
aportar al paciente en todo el proceso.
A pesar de
todo, esta terapia tiene una serie de efectos secundarios, entre ellos la
liberación de citoquinas (CRS) provocando fiebres muy elevadas y bajadas
importantes de tensión. Aunque los investigadores dicen que si aparece este
efecto es señal de que la terapia está siendo efectiva.
Otro de los
efectos adversos puede ser la muerte masiva de células B, por ello a menudo los
pacientes tienen que someterse a una terapia de inmunoglobulina que les provee
de los anticuerpos necesarios para luchar contra las infecciones.
También se
ha visto que otro de los contras de la terapia es la posible inflamación del
cerebro.
El reto que
se espera poder alcanzar en un futuro es poder aplicar esta terapia en los
tumores sólidos y no solo en los cánceres hemáticos.
Si queréis más información sobre el tema acudid a las siguientes webs:
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